En la zona rural el crédito es escaso y su costo es extremadamente elevado, pues las personas que prestan en la comunidad, lo hacen a tazas de interés del 10% y hasta el 20%, lo que hace casi imposible  devolver un préstamo y la mayor parte de las veces, los agiotistas se quedan con aquello que ha sido empeñado.

Las familias de la zona rural carecen además de una forma accesible para depositar sus ahorros pues la mayoría de las instituciones bancarias se encuentran en las ciudades e imponen condiciones inadecuadas para los pequeños ahorradores, como son comisiones, falta de accesibilidad, etc.

Mediante las cajas de ahorro popular las familias rurales pueden depositar sus ahorros y al mismo tiempo contar con créditos blandos para llevar a cabo pequeñas inversiones y mejoras en su unidad de producción; esto en muchas ocasiones detona un proceso virtuoso de desarrollo sustentable.

Crear un mecanismo de ahorro y crédito accesible para las familias rurales, donde son los mismos beneficiarios los administradores de los recursos.